Rol del Psicólogo en la rehabilitación de la mano

Entrevista con el Profesor Antonio Díaz Gómez. -26-06-2020.

¿Son lo mismo la psicología clínica y la de la rehabilitación?

Quisiera comenzar esta entrevista aclarando que la Psicología que estudia, valora e interviene en el campo de la Rehabilitación en un área especializada denominada Psicología de la Rehabilitación, Esta área de especialización constituye la división 22 dentro de la American Psichological   Association (APA), en este sentido, este campo disciplinar posee conceptos, modelos teóricos y métodos de valoración e intervención especializados en esta área del saber. Los psicólogos de La rehabilitación consideran toda la red de factores biológicos, psicológicos, sociales, ambientales y políticos que afectan el funcionamiento de las personas con discapacidades temporales o permanentes, así como también de las enfermedades crónicas.

¿Qué significa lo psicológico, que es lo psicológico?

En líneas generales, los profesionales, los pacientes y la población usualmente saben qué hace un psicólogo clínico o para que sirve, sin embargo, en esta área general todavía existe el mito de que la psicología es para locos. Inclusive se escuchan expresiones para referirse al psicólogo como el “loquero”.

Nada más alejada de la realidad esta creencia, pues si bien mucha gente sabe qué hace un psicólogo clínico, me permito aclarar a todos los que me escuchan que lo psicológico hace referencia a tres grandes aspectos: La conducta, es decir, lo que hacemos (agresión verbal o física, llanto, apatía, baja motivación) lo cognitivo, es decir lo que pensamos (“Soy un inútil”, No voy a mejorar”, “Me veo fea”, “Tengo la mano deforme” y, por último, lo que sentimos, es decir los sentimientos (MARTA= Miedo, Asco, Rabia, Tristeza, Alegría) entre otras asociados a una situación determinada, por ejemplo iniciar un proceso de discapacidad.

¿Qué es la Psicología de la RHB?

Hablando desde la psicología de la rehabilitación, debemos considerar que todo individuo que adquiere una deficiencia de las estructuras o funciones corporales o una discapacidad temporal o permanente de la extremidad superior como resultado de un trauma, enfermedad aguda o crónica, deformidad congénita o adquirida, experimenta una pérdida importante; los procesos y contenidos emocionales de la rehabilitación, tal y como se presentan en la RHB en general y la terapia de mano en particular indican que los aspectos emocionales merecen la misma atención que el problema físico y por lo tanto se recurre a la RHB emocional.

En este sentido, la psicología de la RHB es la especialidad encargada de atender las reacciones emocionales del individuo ante la discapacidad (temporal o permanente), interviene en la resolución de las fases de ajuste psicológico (shock, rechazo, reacción depresiva, etc.) las cuales desempeñan un papel importante a la hora de facilitar o impedir la RHB física. Entre los síntomas emocionales podemos encontrar ansiedad, depresión, ira, estrés, baja autoestima, culpa, problemas con la autoimagen, viéndose implicadas cuestiones más complejas que interfieren con el progreso de los esfuerzos rehabilitadores realizados por los terapeutas de mano.

En la misma línea, las reacciones conductuales se asocian con la falta de motivación, conducta agresiva, conductas de evitación y/o de escape, proyección (echar la culpa a otros), dificultades de interacción, Kinesiofobia, estrategias de afrontamiento pasivas y la falta adherencia a las prescripciones terapéuticas entre otras.

Por su parte, las reacciones asociadas con los pensamientos de la persona podemos encontrar la aparición de distorsiones cognitivas: pensamientos de indefensión, de catastrofismo, maximización y minimización, inferencias arbitrarias, rotulación etc.

Tal y como se puede observar, la entrada inesperada a la discapacidad genera una serie de reacciones emocionales, conductuales y cognitivas que deben ser reconocidas por el terapeuta de mano ya que para algunos pacientes se trata de un factor de primer orden en la determinación de las bondades producidas par la terapia de mano. Es claro para todos los terapeutas que los factores emocionales interfieren con el progreso de la recuperación funcional, por lo cual se requiere que identifiquen cada una de las esferas antes mencionadas para abordarlas desde una perspectiva de asesor o coterapeuta.

¿Cuál rol desempeña el psicólogo en el área de RHB de la mano?

En atención a lo planteado, desde mi experiencia y experticia el rol del psicólogo dentro del campo de la rehabilitación de la mano tratare de sintetizarlos y abordar cuatro roles que considero los más transcendentales.

Desde una perspectiva individual el profesional de este campo, interviene en el manejo de las fases del proceso de ajuste psicológico, manejo de la crisis, de los aspectos emocionales como la ansiedad, depresión, estrés, sueño, duelo, manejo de la imagen corporal, autoestima y dolor crónico.

En lo que se refiere a los aspectos conductuales el psicólogo interviene con programas de modificación de conducta en la idea de incrementar las conductas de baja frecuencia, reforzar las conductas adecuadas a la rehabilitación y de extinguir las inadecuadas. En cambio, para el tratamiento de la Kinesiofobia se emplean procedimientos conductuales como la desensibilización sistemática y la exposición graduada, las cuales tienen suficiente y robusta evidencia.

Cabe destacar, que estos programas de intervención se llevan a cabo con la ayuda del terapeuta de mano el cual se convierte en un coterapeuta de la rehabilitación emocional.

En relación con los aspectos cognitivos, la intervención con sobrada evidencia científica es la restructuración cognitiva, la cual consiste en enseñar a los pacientes la relación entre los pensamientos y los sentimientos, el entrenamiento consiste en que el paciente identifique la distorsión y la reestructure.

En resumen, la atención individual tiene como énfasis intervenir los problemas del individuo consigo mismo, atendiendo los aspectos emocionales, cognitivos y conductuales.

En segundo lugar, el rol de psicólogo comprende los aspectos psicosociales de la persona con alguna limitación en la actividad o participación.

Dentro de este orden de ideas, podemos destacar como la más importante toda la intervención relacionada con la adherencia a las prescripciones terapéuticas.

Dentro de esta amplia variable, cabe considerar, los comportamientos asociados al seguimiento de las prescripciones terapéuticas. En la actualidad todavía es lamentable que se sigan desarrollando programas de intervención, procedimientos o técnicas efectivos y los pacientes no puedan beneficiarse debido a una baja adherencia a los programas. El problema de la adherencia terapéutica abarca las variables relacionadas con el paciente, con el tratamiento, con la relación con su terapeuta.

Dentro del terreno psicosocial tenemos la intervención sobre el manejo del estrés en las enfermedades crónicas. El reconocimiento del rol de los factores psicosociales y conductuales en la génesis y tratamiento y manejo a largo plazo contribuye a llevar una RHB de la mano mucho más eficaz.

Generalmente el estrés se refiere a los grados de disturbio emocional y conductual y no califica como psicopatológico y el manejo del estrés se refiere a los esfuerzos en reducir la frecuencia e intensidad de tales disturbios emocionales.

El estrés como factor causal relacionado con el desarrollo de enfermedades involucra tres rutas generales. La primera es los efectos directos de en el funcionamiento de los sistemas corporales, específicamente el sistema hormonal la más citada es la ruta es la activación del circuito hipotalámico- adrenal y pituitario adrenal, siendo las hormonas implicadas las catecolaminas, cortisol, e insulina, así como otros neurotransmisores. La segunda, es que los efectos del estrés influyen sobre la conducta, lo cual contribuye a cambios relevantes en la salud física y, por último, una ruta diferente a las dos anteriores es la idea de que la enfermedad es una respuesta conductual a la condición estresante.

El estrés como resultado de la enfermedad es el resultado de múltiples demandas para ajustarse a la enfermedad.

Veamos, el estrés agudo típicamente opera como una reacción de emergencia en la cual las rutinas normales son suspendidas y todas las energías y recursos son movilizados para afrontar el trauma por un periodo definido de tiempo, en donde el potencial del estrés es alto, pero la duración del episodio es relativamente corto. En contraste el estrés crónico, puede involucrar ajustes amplios en el estilo de vida sobre un periodo de tiempo extendido. El ajuste puede ocurrir a nivel conductual, dicho ajuste está asociado dos aspectos fundamentales uno restrictivo y otro prescriptivo de la enfermedad y su tto. Los aspectos restrictivos tienen que ver con las limitaciones en la capacidad física (fuerza, resistencia) lo cual influye en las áreas vocacionales, tiempo libre, área familiar y social y funcionamiento sexual. Tales limitaciones no olvidemos que impactan directamente la esfera económica, así como su capacidad de obtener satisfacción en otras áreas y relaciones.

Por su parte, el ajuste prescriptivo se refiere a los aspectos del tratamiento, lo cual incluye la introducción de nuevas conductas (tomar medicación, monitoreo de las funciones del cuerpo) eliminar algunas conductas (fumar, tomar café, alcohol) y modificación de algunas conductas (dieta y ejercicios). Ambos ajustes asociados a la enfermedad crónica contribuyen en lo cognitivo, emocional y social.

El ajuste cognitivo a la enfermedad crónica incluye el aprendizaje de nueva información relevante a la enfermedad y su tratamiento, haciendo cambios en su sistema de creencias y el aprendizaje especifico de habilidades cognitivas de afrontamiento. La información es un importante recurso para el afrontamiento, dosificada apropiadamente reduce la percepción de amenaza de la enfermedad y facilitar la adherencia a las prescripciones terapéuticas.

La enfermedad crónica puede precipitar cambios en las creencias acerca de uno mismo, sobre lo que tiene valor y sobre lo que puede y no puede controlarse en la vida. Acerca de las creencias hacia uno mismo, las limitaciones conductuales pueden causar impacto en la economía y roles familiares, trayendo como consecuencia que las fuentes importantes de autoestima e identidad se vean socavadas. Las personas con enfermedades crónicas reportan un cuestionamiento de los valores y prioridades previamente mantenidos. Estos cambios en los valores y prioridades son un componente critico en el tratamiento del estrés. La enfermedad obliga a las personas a confrontar el hecho de que no controlan todos los aspectos de sus vidas. Antes del inicio de la enfermedad, las personas vivían con un conjunto de creencias sobre el grado de control que tenían sobre sus vidas.

El ajuste emocional.

Los ajustes emocionales a las enfermedades crónicas son, en general, reacciones normales a los principales factores estresantes de la vida. El distres emocional es una reflexión sobre la amenaza, la perdida y frustración inherente a la enfermedad o imaginado asociado con ella. La amenaza a la vida, autoestima, los aspectos vocacionales, el estatus financiero y las relaciones interpersonales conducen hacia la ansiedad y al miedo, las pérdidas percibidas en cualquiera de las áreas mencionadas contribuyen a la depresión; y las frustraciones percibidas sobre estas áreas fomentan la ira. En algún grado estas reacciones son las esperadas, es por eso que cuando no se presentan pueden ser más patognomónicas que cuando no se presentan.

Ajuste interpersonal.

El ajuste interpersonal asociado con la enfermedad o discapacidad involucra cambios en los roles y relaciones dentro de la familia y las reacciones emocionales del entorno interpersonal a la enfermedad. El cambio de roles dentro de la familia puede imprimir un delicado balance de dependencia e independencia, poder y control, así como fuerza y debilidad. Tanto la persona como la familia, pueden ser amenazados en su seguridad y autoestima. A menudo, las necesidades de los miembros de la familia se sienten marginados de las necesidades normales dentro de su relación con el paciente, ya sean necesidades de dependencia, expresión emocional o sexualidad.

De este modo, una comprensión de las diferentes reacciones del estrés ante la enfermedad o discapacidad representan potenciales complicaciones que pueden amenazar una recuperación optima, ajuste o rehabilitación. Las reacciones al estrés potencialmente involucran una gran cantidad de afecto negativo y estimula a su vez una gran variedad de conductas de afrontamiento. Algunas formas de afrontamiento son constructivas en términos del ajuste a largo plazo, otras están focalizadas al alivio del distres a corto plazo (paliativos) y otras no contribuyen al ajuste a largo plazo.

La afectividad negativa asociada a las reacciones del estrés incluye estados de ansiedad y miedo, depresión y rabia.

La afectividad negativa asociada con la enfermedad puede interferir el cumplimiento de los regímenes de tratamiento a través de varias vías. El paciente deprimido puede no tener interés o motivación para emprender un tto difícil. La conducta de evitación asociada con la ansiedad puede interferir con el ajuste. La negación del significado de la enfermedad puede quebrantar la urgencia del cumplimiento con el tratamiento. La frustración y la rabia puede ser descargada dentro del ambiente interpersonal, esto amenaza el apoyo familiar, de amigos y terapeutas de mano por una parte y por otra con la adherencia a las prescripciones terapéuticas.

En este orden de ideas, el tratamiento psicológico tiene como objetivo reducir tanto como sea posible la frecuencia, intensidad y cronicidad de las reacciones emocionales negativas promocionando un afrontamiento constructivo orientado tanto al problema como a la emoción en la idea de prevenir complicaciones, facilitar la adherencia a los regímenes de tratamiento y alcanzar mejorar la calidad de vida.